Me pierdo mirando esos ojos que me hacen perder la concentración.
«Egoísta»
─No puedo, no puedo con esto. No me perdonaría nunca si… ─estaba a punto de decir “volviera contigo” pero es mucho mas que eso. Es el simple hecho de volver a darle permiso para que vuelva a destruir lo poco que queda de mi. ─…vuelvo a cometer el mismo error.
Es tonto sentirme tan mal diciendo lo que estoy diciendo, porque después de todo, es lo que suponía debía esperarse de mi.
Sin embargo, me siento mal porque le creo. Le creo que se haya arrepentido, y le creo cuando sus ojos me dicen que les gustaría estar de nuevo conmigo.
Estaba por refutar mi idea cuando lo interrumpo:
─Te esperé. Hasta que me di cuenta de que no ibas a volver, y todo fue peor. ─Los recuerdos empiezan a salpicar mi mente. ─Las cosas no eran las mismas, todo parecía con menos color, mas frío, agotador… ─La lista se extendía mas, pero no quería entrar en detalles. ─Me prometiste,… tú… se suponía que me ibas a alejar de mi casa, que todo iba a ir a mejor. No ibas a permitir que mi padre volviera a herirme. ─Callé abruptamente una centésima de segundo antes que mi voz se quebrara.
Noto que sus manos presionan con mas fuerza las mías, lo que se traduce a “ lo siento, también por eso".
«¿sabes qué es lo peor? Que quería decir cosas mucho mas hirientes, que te duelan tanto como a mi. Pero me limito a esto. Porque me siento egoísta. Y porque no producen mas que dolor al ver tu rostro cuando pronuncio cada palabra.» Digo para mis adentros.
Es horrible, pensé que me sentiría radiante.
─Olvídalo, no queda mas remedio. ─Replico, frustrada conmigo misma.
─Emily, no podía…- dice en tono lastimero. ─He entrado al servicio militar.
***
Estoy en mi cama, observando las motas de polvo que revolotean a los rayos de luz del sol que entra por la ventana.
Intento seguir una de entre todas, pero solo lo consigo por unos segundos, ya que luego desaparece.
Luego me doy cuenta que no hay mas, se han acabado. Y es porque ya no hay luz del sol que las ilumine, puesto que ya es de noche.
Me levanto de la cama, y me estiro. La columna y parte del cuello me duelen. ¿Cuánto tiempo he estado acostada?
Soy vagamente consciente de haber arrastrado los pies hacia mi cama.
Salgo de mi habitación y parece haber personas, lo noto por el ruido del tele en la habitación contigua y por las luces encendidas.
Voy hasta la cocina y cuando estoy cruzando las puerta, casi me choco con mi mamá.
─Hola ─No puedo evitar el tono de sorpresa.
─Hoy no fuiste a clases ─Me reprocha. ─¿Por qué?
─Hoy… me dolía la cabeza un montón ─Miento, pero es inútil, porque ella ya lo sabe. Me ha cubierto siempre que ha podido. ─Era un martilleo constante. ─prosigo al darme cuenta que la mentira dio lástima.
Debo aprender a mentirle mejor a mamá.
─Mmm… ¿tomaste algo? ─pregunta siguiéndome el juego, estoy completamente segura de que papá es el de la tele, y que está escuchando.
─Necesitaba aire; pero si, he tomado algo antes. ─Digo para “calmarla”. O… en otras palabras, seguir con el juego.
Oigo el crujido del sofá.
Se está acomodando.
Me ha creído.
La complicidad con mi mamá, llega hasta cierto punto.
No le cuento mas que lo justo y necesario. Y, por suerte, ella me entiende.
La noche fue tranquila, después de todo, mi papá solo me ha hervido la sangre sin llegar a explotar.
Me doy un baño extremadamente largo, porque mi idea era sacudirme todo lo que ha pasado ese día, pero por supuesto, no sirvió de nada.
Las preguntas me golpean como bofetadas mas fuertes que las que me ha propinado mi propio padre.
¿Qué siento por él?, ¿Qué voy a hacer?, ¿Lo volveré a ver?.