Me bajé en un lugar muy bonito, casas bien arregladas, y limpio. Sobre todo limpio. Había gente rondando por ahí, toda la composición daba una sensación de tranquilidad.
Me bajé justo en frente de una plaza, porque ni modo que me bajara en un barrio donde no hubiera nada.
Crucé la calle y me senté en un banco bajo un árbol grandísimo.
No tenía mucho que hacer, por lo que me acomodé y me puse a observar a la gente, las casas, el lugar.
Había una pequeña que me llamó la atención. Era muy bonita por cierto, vestía una camisita de flores y una falda mini de color negra. Me gustó su cabello, largo, castaño y lacio.
Me dio envidia.
Ella danzaba alrededor de su madre, sonreía y corría hacia los juegos -que no eran muchos, solo unas hamacas, y toboganes-. Aunque para los niños una botella vacía es el juguete mas divertido de todos.
Lo que me gustó de ella fue su simpleza. Todo parecía caerle bien, cuando su madre decía algo y ella simplemente lo hacia, sin preguntar, quejarse ni nada.
Vi a su madre mirar el reloj en su muñeca, y a continuación se alejaron a paso acelerado.
Divagué con la mirada toda la plaza, no estaba atestada, pero no había tanta gente, lo cual me alegró. Eso era lo que daba el clima de calma.
Encontré que una señora, de unos 40 y tantos años estaba en la misma situación que yo. Sentada, sin ninguna preocupación, mirando pasar el tiempo. Supongo que ella tenía derecho, cualquier problema que ella pudiera tener seria más importante que el mío.
Hice una mueca, tanta gente con tantos problemas, y yo… que desperdicio.
Se me vino en la mente el rostro de Liam. Seguro le molestó esto mismo que me acabo de dar cuenta.
Siempre va a tener la razón.
De repente mi mente recordó el sueño. El latido de mi corazón se aceleró y empecé a sentir un calor en el rostro.
¿Qué me pasa? Fue sólo un sueño.
─Hola ─mi corazón se detuvo, ¡Que cambio! Me quede congelada, era una voz que se me hizo familiar, sin embargo el susto me invadió.
En un segundo el tiempo pasaba más lento que nunca, y ahora empieza a pasar volando.
Estaba tan distraída que en ningún momento sentí acercarse a nadie, y me di un buen susto. La realidad es que, el susto proviene mas por el tono y la semejanza de voz a alguien, mas que el susto de pillarme desprevenida.
No quería mirar, no importaba que me equivocara, y pasara vergüenza. Sólo no quería arriesgarme.
Así que dirigí mi mirada a la hierba bajo mis pies, con un claro signo de terquedad en que no iba a mover esta postura.
─Mmm… ¿Estás bien? ─dijo.
Dio un vuelco total, esto se convirtió en pesadilla. No podía equivocarme, no podía. Era su voz, un poco más grave y amplia, pero era su voz.
Estaba aturdida, no lo podía creer, era imposible.
Esto tendría que ser otro sueño, si, eso debe ser.
Mi acompañante se puso frente a mí. Y yo no me moví ni un centímetro.
Ya no podía centrar mi vista al suelo.
Vi unas zapatillas deportivas de buena marca, un tanto escondidas bajo un pantalón baquero a medida. El pantalón tenia un detalle de desgaste al frente, y oscuro a los costados.
Enfoque mi vista al movimiento, puesto que las rodillas poco a poco se empezaban a marcar en el pantalón.
Esta persona se estaba poniendo en cuclillas para ver mi rostro.
No podía hacer nada, ¿Qué iba a hacer? Estaba congelada. Además una parte de mi quería acabar con todo esto.
Si, no me había equivocado. Era él.
Ryan.
Esta ahí, en persona, frente a mi, en cuclillas.
Estaba cambiado. Sus ojos más rudos, y más amables a la vez. Sus facciones cambiaron totalmente, ya eran las de un hombre y no las de un chico. Su cabello, ¡OH! ¡Su cabello!
Desapareció. Su cabeza estaba sólo cubierta por una fina capa de cabello castaño claro.
─Hola ─sonrió para darme ánimos. ─¿Estás bien? Pareces… desorbitada. ─agregó, probablemente no era la palabra que quiso decir, pero ya qué.
─No. ─logré por fin decir algo.
─¿No estás bien? ¿Qué tienes? ¿Qué te duele? ─dijo cambiando su rostro a preocupación.
─No, no ─estaba atontada, no podía darme a entender. ─No a vos, a tu persona
No se si entendió, pero yo me levanté, recuperando mi movilidad, y caminé sin saber a donde ir, pero caminaba en paso firme como si lo supiera.
─¡Em! ─gritó a mis espaldas.
Se me vinieron unas ganas de darme vuelta y decirle que no me llamara así. Pero no hizo falta. Sentí una mano fuerte en ambos brazos y giré bruscamente quedando frente a él.
─No hagas esto ─suplicó ─He estado hecho un idiota todo este tiempo, y todo es porque no estoy contigo. Te vi ahí sentada, y dije que el destino me envía a estar junto a ti. Ya te he visto otras veces, y en todas se me ha parado el corazón. Me dan ganas de volver el tiempo atrás, y haber tenido la inteligencia, madurez o como quieras llamarlo, para no dejarte. ─hizo una pausa. No se si esperando una respuesta o qué. ─Estoy arrepentido ─prosiguió.
─Suéltame ─dije seria. Pero cuando obedeció se me escapó una sonrisa grande y ancha.
Él la tomó como felicidad por su vuelta, y sonrió también.
─Nunca deje de pensar en ti. Nunca te olvidé. Nunca dejé de amarte. ─Sentenció.
He visto tus respuestas a mis comentarios, gracias por leerlos. Sí, me he podido imaginar a la niña, aunque no sé muy bien qué es una "pollera" ¿una falda, quizás?. Supongo que en Argentina hay palabras distintas a las que utilizamos aquí en España.
ResponderEliminarMe ha hecho gracia lo de la señora de cuarenta y tantos, ¡jo, qué vieja me he sentido!, aunque comprendo que para la joven Emily tener cuarenta y tantos sea equivalente a ser mayor. Yo tengo cuarenta y tantos y sigo sintiéndome joven. Ja,Ja.
Siempre le viene a la mente Liam, pero luego aparece Ryan para enturbiar la paz personal de Emily. ¿Cómo seguirá?
jaja, gracias a ti por comentar!
ResponderEliminarsii, pollera es falda. intento que mi español sea lo mas neutral posible, pero me es muy dificil, soy argentina!!
jeje, por favor! tener 40 y algo no es ser mayor! ademas, con todas las cremas y todo eso que hay ahora, quien se da cuenta? me parece muy bien que se siga sintiendo joven ;)
saludos!
ya viene el proximo capitulo...
Qué bien!!!! Lo espero ansiosa. Ja,Ja.
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