sábado, 11 de diciembre de 2010

Capitulo 6

Me bajé en un lugar muy bonito, casas bien arregladas, y limpio. Sobre todo limpio. Había gente rondando por ahí, toda la composición daba una sensación de tranquilidad.

   Me bajé justo en frente de una plaza, porque ni modo que me bajara en un barrio donde no hubiera nada.

   Crucé la calle y me senté en un banco bajo un árbol grandísimo.

   No tenía mucho que hacer, por lo que me acomodé y me puse a observar a la gente, las casas, el lugar.

   Había una pequeña que me llamó la atención. Era muy bonita por cierto, vestía una camisita de flores y una falda mini de color negra. Me gustó su cabello, largo, castaño y lacio.

   Me dio envidia.

   Ella danzaba alrededor de su madre, sonreía y corría hacia los juegos -que no eran muchos, solo unas hamacas, y toboganes-. Aunque para los niños una botella vacía es el juguete mas divertido de todos.

   Lo que me gustó de ella fue su simpleza. Todo parecía caerle bien, cuando su madre decía algo y ella simplemente lo hacia, sin preguntar, quejarse ni nada.

   Vi a su madre mirar el reloj en su muñeca, y a continuación se alejaron a paso acelerado.

   Divagué con la mirada toda la plaza, no estaba atestada, pero no había tanta gente, lo cual me alegró. Eso era lo que daba el clima de calma.

   Encontré que una señora, de unos 40 y tantos años estaba en la misma situación que yo. Sentada, sin ninguna preocupación, mirando pasar el tiempo. Supongo que ella tenía derecho, cualquier problema que ella pudiera tener seria más importante que el mío.

   Hice una mueca, tanta gente con tantos problemas, y yo… que desperdicio.

   Se me vino en la mente el rostro de Liam. Seguro le molestó esto mismo que me acabo de dar cuenta.

   Siempre va a tener la razón.

   De repente mi mente recordó el sueño. El latido de mi corazón se aceleró y empecé a sentir un calor en el rostro.

   ¿Qué me pasa? Fue sólo un sueño.

   ─Hola ─mi corazón se detuvo, ¡Que cambio! Me quede congelada, era una voz que se me hizo familiar, sin embargo el susto me invadió.

   En un segundo el tiempo pasaba más lento que nunca, y ahora empieza a pasar volando.

   Estaba tan distraída que en ningún momento sentí acercarse a nadie, y me di un buen susto. La realidad es que, el susto proviene mas por el tono y la semejanza de voz a alguien, mas que el susto de pillarme desprevenida.

   No quería mirar, no importaba que me equivocara, y pasara vergüenza. Sólo no quería arriesgarme.

  Así que dirigí mi mirada a la hierba bajo mis pies, con un claro signo de terquedad en que no iba a mover esta postura.

   ─Mmm… ¿Estás bien? ─dijo.

   Dio un vuelco total, esto se convirtió en pesadilla. No podía equivocarme, no podía. Era su voz, un poco más grave y amplia, pero era su voz.

   Estaba aturdida, no lo podía creer, era imposible.

   Esto tendría que ser otro sueño, si, eso debe ser.

   Mi acompañante se puso frente a mí. Y yo no me moví ni un centímetro.

   Ya no podía centrar mi vista al suelo.

   Vi unas zapatillas deportivas de buena marca, un tanto escondidas bajo un pantalón baquero a medida. El pantalón tenia un detalle de desgaste al frente, y oscuro a los costados.

   Enfoque mi vista al movimiento, puesto que las rodillas poco a poco se empezaban a marcar en el pantalón.

   Esta persona se estaba poniendo en cuclillas para ver mi rostro.

   No podía hacer nada, ¿Qué iba a hacer? Estaba congelada. Además una parte de mi quería acabar con todo esto.

   Si, no me había equivocado. Era él.

   Ryan.

   Esta ahí, en persona, frente a mi, en cuclillas.

   Estaba cambiado. Sus ojos más rudos, y más amables a la vez. Sus facciones cambiaron totalmente, ya eran las de un hombre y no las de un chico. Su cabello, ¡OH! ¡Su cabello!

   Desapareció. Su cabeza estaba sólo cubierta por una fina capa de cabello castaño claro.

   ─Hola ─sonrió para darme ánimos. ─¿Estás bien? Pareces… desorbitada. ─agregó, probablemente no era la palabra que quiso decir, pero ya qué.

   ─No. ─logré por fin decir algo.

   ─¿No estás bien? ¿Qué tienes? ¿Qué te duele? ─dijo cambiando su rostro a preocupación.

   ─No, no ─estaba atontada, no podía darme a entender. ─No a vos, a tu persona

   No se si entendió, pero yo me levanté, recuperando mi movilidad, y caminé sin saber a donde ir, pero caminaba en paso firme como si lo supiera.

   ─¡Em! ─gritó a mis espaldas.

   Se me vinieron unas ganas de darme vuelta y decirle que no me llamara así. Pero no hizo falta. Sentí una mano fuerte en ambos brazos y giré bruscamente quedando frente a él.

   ─No hagas esto ─suplicó ─He estado hecho un idiota todo este tiempo, y todo es porque no estoy contigo. Te vi ahí sentada, y dije que el destino me envía a estar junto a ti. Ya te he visto otras veces, y en todas se me ha parado el corazón. Me dan ganas de volver el tiempo atrás, y haber tenido la inteligencia, madurez o como quieras llamarlo, para no dejarte. ─hizo una pausa. No se si esperando una respuesta o qué. ─Estoy arrepentido ─prosiguió.

   ─Suéltame ─dije seria. Pero cuando obedeció se me escapó una sonrisa grande y ancha.

   Él la tomó como felicidad por su vuelta, y sonrió también.

   ─Nunca deje de pensar en ti. Nunca te olvidé. Nunca dejé de amarte. ─Sentenció.

viernes, 10 de diciembre de 2010

                                                        No he encontrado nada mejor,... asique
                                                                          Les presento..
                                                                                Liam!

sábado, 4 de diciembre de 2010

Capitulo 5

Era la fiesta de alguien en la escuela que no recordaba su nombre, pero no importaba tampoco. Eso no era lo que importaba.
  
   La casa era elegante, todo de madera costosa, con ventanales por donde quiera que se vea. Había cuadros de muy buen gusto en los lugares exactos, todo encajaba perfectamente. También parecía todo muy delicado, me daba miedo moverme bruscamente y romper algo.
  
   Me encontraba rodeada de gente que en la vida había visto, sin embargo me resultaban conocidas.
  
   Estaba en la “barra” -creo que se le puede llamar así, después de tanto lujo, ¿Por qué esta gente no iba a tener su propia barra en su living?-, en mis manos tenia un vaso estrecho, pero alto, tenia una bebida alcohólica que me gustaba, supuse que era Sex on the Beach. Mire a mi costado y vi a Helen, mi mejor amiga, que estaba con la mirada perdida en la gente que se agrupaba para bailar.
  
   ─¿A quién le hechas el ojo? pregunté divertida por su expresión. Supuse que estaba imaginando cosas, como era su costumbre en cuanto veía alguien interesante.
  
   Ella sonrió ante mi pregunta, y seguramente porque había acertado.
  
   ─En la otra punta, ¿ves? Remera bien ajustadita a esa crueldad para mi,... bueno…-se detuvo para no seguir, yo me reí con ganas y ella prosiguió. jeans oscuros, moreno. Por favor, párame cuando quieras, ¿eh? ¿No te das cuenta que se me cae la baba?
  
   ─Si, si Dije entre risas. Disculpa, me perdí en tu descripción. Ya lo veo, no está nada mal.
  
   Me miró con una mirada seria, casi de perrito mojado.
 
    ─No puedo hacerlo sola, ¡ayúdame! Pidió
  
    ─¡¿qué?! No, no… pero… ¿qué quieres que haga? ¿Ir y decir, “hola, a mi amiga se le cae la baba por ti”? Estas loca. Declaré
  
   ─No, no seas tonta. Sólo quiero bailar con él, y lo demás queda para el destino. Se estaba molestando porque veía por si misma que no iba a hacer semejante ridiculez. Sin embargo, mientras ella hablaba, le pedí al cantinero más de lo que estaba tomando.
  
   ─Aquí tiene dijo con extremo interés, que no presté atención.
   
   Miré a mi amiga que tenia la cabeza gacha por mi rechazo.
  
   Bufé teatralmente para llamar su atención.
  
   Ella me observó atentamente con la esperanza en sus ojos castaños.
  
   Levanté ambas cejas como signo de que siguiera cada paso. Me llevé el vaso a la boca, y bebí hasta el fondo su contenido. Quedé un poco estúpida, pero en fin, crucé la habitación en dirección al “moreno” sin nombre, por ahora.
  
    Me hice la distraída y me detuve cerca de él.
  
   A continuación, hice lo primero que se me pasó por la mente.
  
    Lo miré intentando parecer que lo conocía, hasta que se fijó en mí.
  
   ─Yo te conozco dije extrañada de haberlo encontrado aquí.
  
   ─Mmm… No lo sé Dijo pensativo, intentando recordar mi persona.
  
   ─Bueno, en realidad no a mí. Pero si alguien especial. Decía lo primero que se me ocurría.
 
   ─¿Sos pariente de alguien que conozco?

   No sé porque, pero me quedé en blanco.
  
   ─Voy a empezar de nuevo respondí con una sonrisa tonta en los labios. Si te conozco, por supuesto, ¿cómo no conocer el hombre que le robó el corazón a mi mejor amiga? ¡Que vergüenza!, me estaba poniendo en ridículo a mi misma, sentía como la sangre subía rápidamente a mis mejillas.
  
   El tipo estará pensando que estoy bien borracha. Lo peor de todo es que la entera situación me causaba risa, pero la contuve para no arruinarlo todo.
  
   Al comprender a qué me refería, sonrió.
  
   Al no obtener respuesta, me puse más roja todavía, hubiera parecido un tomate a los ojos del “moreno”.
  
   ─¡Vamos! reinicie la conversación, que no se porqué se había acabado incómodamente. Miré a donde mi amiga esperaba y moví la cabeza en señal para que viniera. Es una fiesta y hay que divertirse, ¿no? Además ella es preciosa. Me das las gracias luego. hice lugar para que Helen se incorporara entre nosotros.
  
   ─Hola dijo tímidamente Helen.
  
   ─Ella es Helen. Helen, el es… es… No me di cuenta que ni siquiera le pregunté su nombre. Era tan patética, que el “moreno” quiso salvar mi pobre intento de ser intermediaria-Cupido.
  
   ─Soy Derek respondió.
  
   Listo, mi trabajo terminó. Así que me retiré disimuladamente.
  
   Cuando me retiraba, volteé para dar media vuelta. Y me tropecé con alguien.
 
   ─Lo siento me apresuré a decir, y cuando levante la vista, era Liam.
  
   ─No hay problema, respondió sonriendo en tanto bailes conmigo.
  
   De repente me agarró con una mano la cintura, y la otra en el hombro. No pude escapar, por supuesto.
  
   Bailaba lento, totalmente descolocado a la música que tocaba, que por el contrario, era movida.
  
   ─Estás muy linda hoy dijo en tono seductor.
  
   La música cambió por completo y de repente estábamos bien a su compás.
  
   ─¿Qué estás diciendo? dije sonriendo por el cumplido.
  
   ─Podría decir muchas cosas sobre ti. Pero antes, me parece mejor hechos, que mil palabras

   Rodeó con ambos brazos mi cintura, lo que lo acercó mucho más a mí.
  
   Se fue acercando más y más a mí, hasta tener su rostro a escasos centímetros del mío, podía hasta sentir su calida respiración.
  
   ***  
   Desperté agitada, tirando las almohadas por cualquier lado.
  
   Suspiré.
  
   Nada tenia sentido, ¡por supuesto!

   Fue un sueño.   Hice una mueca ante el hecho, y fue doloroso. Sentí todo el lado izquierdo hinchado. Cierto, recordé lo de anoche.
  
   Salté de la cama, alcé las almohadas, para no tropezar, y me dirigí al espejo.
  
   Encontré la cara de una chica pálida, asustada y con la mirada en el pasado.
  
   Voy a cambiar eso.
  
   Hoy voy a planear un viaje, con destino desconocido.

   ***

   Miraba por la ventana del colectivo como el paisaje se iba poco a poco.

  
   El destino me enviaria al lugar que le apetezca.
  
   No me importaba tampoco, ya estaba conforme con solo alejarme de el hueco negro que es mi casa.

sábado, 13 de noviembre de 2010

Ashley

Emily

Ryan




Buscando al perfecto Liam!!

Capitulo 4

¿De dónde venís?, ¿a dónde te crees que estas, te crees que vas a hacer lo que quieras acá? dijo elevando la voz cada vez que pronunciaba cada una de las palabras.

   Lo miré a la cara, y me dio vergüenza ser hija de ese que estaba ahí sentado, con ganas de buscar pleitos. Porque el muy sinvergüenza estaba ebrio.

   ─Ese no es tu problema respondí sin muchas ganas y dirigiéndome a mi habitación como si en realidad, el que estaba ahí hablándome, no era mi padre sino mas bien uno cualquiera.

   ─¡¿Qué no es mi problema?! creo que lo exasperé ¡Entras y salís de esta casa como si fuera tuya, andando por ahí como si fueras dueña de tu propia vida! Rió irónicamente al decir las palabras “dueña de tu propia vida”. No tienes ni la mas minima idea de lo que eso significa, mal agradecida. Te doy un techo, comida y ¡esto es lo que me devuelves!.

   ─¡Tú! ¡ja! Vos no me diste ni la mitad de cosas de las que tengo. MI mamá es la que se preocupa por mi. ─Mi papá se iba poniendo más y más rabioso, se estaba levantando acercándose a mi, con esos ojos suyos ardiendo en ira. Y pues, para rematar la situación agregué. ¡Es la única! Asíque no me vengas con eso del techo y la comida, porque tu única preocupación es juntar plata para gastártela en alcohol, ¡Borracho!

   Su cara de incredulidad era tan grande que me hizo pensar en lo que había dicho.

   Nos quedamos mirándonos las caras, como si fuera la competencia de ¿Quién se parece mas al perro rabioso?

   ─¡Ah! Exclamé.

   El muy desgraciado estampó su mano en mi cara.

   Sentí un entumecimiento en el lado izquierdo de mi cara. Y todavía no lo podía creer, me había dado un muy buen cachetazo.

   Lo miré y no había el menor atisbo de arrepentimiento. De hecho me miraba expectante para ver si me había hecho el daño que esperaba.

   ─Púdrete. dije muy calma.

   No iba a demostrar ni un poco de miedo ante él. Antes de dar la media vuelta, para encerrarme en mi habitación, pude ver la decisión en sus ojos de golpearme una vez mas.

   Supuse que se arrepintió porque al seguir camino a hasta mi puerta no sentí o escuche nada.

   Cerré con trabas la puerta para que nadie entrara.

   Lo primero que hice fue mirarme en el espejo, que tenia en mi escritorio, si tenia algo. La verdad que no se veía nada pero se sentía hinchado por dentro, y con ese sabor inconfundible a sangre, aunque no me había lastimado hasta ese punto, sin embargo el sabor estaba en mi boca.

   Estaba enojada, se suponía que no tendría que estar acá.

   Había tenido el día mas extraño de todos, empezando con el pie izquierdo. Liam no me iba a hablar más, de hecho ya se había conseguido “otra”.

   Estuve pensando cosas que no debía. Pero, aunque no lo crea, me sentía mejor. Me sentía renovada, y esto era debido al hecho de haber sacar todo eso dentro de mi que me estaba acabando. No voy a negar que me hubiera encantado decírselo a la cara. Ryan fue como el amor de mi vida, y no fui suficiente, por lo menos no lo suficiente para retenerlo. Había callado, guardado todos esos momentos para no olvidar ninguno, sin darme cuenta que fue peor. Tenia la esperanza de que volviera, porque ninguna lo podría amar tanto como yo, porque ninguna hubiera hecho por él tanto como yo.

   Me había cerrado por completo a toda idea de olvidar, y cuando quise olvidar, porque sabia que no iba a volver, no pude.

   Ahora, la tercera opción es, intentar vivir con ello.

sábado, 6 de noviembre de 2010

Capitulo 3: Emily

Estaba frente a la puerta de mi casa, indecisa. No sabia si entrar, o simplemente irme a vagabundear como tantas veces había hecho.

   Pero puesto que ya estaba frente a la puerta de mi casa, decidí entrar.

   Me llamó la atención que la habitación del living estaba mas iluminada de lo usual. Como si todo estuviera mas claro y limpio. Las ventanas estaban abiertas de par en par, y sentí como una pequeña brisa entraba dando calma al lugar.

   Era extraño, y lo mas probable, era que siempre hubiese sido así, sólo que ni siquiera lo había notado antes.

   Seguí camino hasta llegar a mi habitación. Y con esta “nueva” percepción, pude darme cuenta que era un desastre. No porque estuviera sucia, o porque estuviera desordenada, sino mas bien porque metafóricamente estaba vacía. Con esa sensación que se siente cuando un pariente fallece, y para recordarlo se visita un lugar especial donde halla quedado su marca, pero al llegar al lugar, se siente vacío.

   Así se veía mi habitación, vacía.

   Me entristeció saber que estaba desapareciendo. Y que alguien mas estaba ocupando mi lugar.

   Me sentí una perdedora, una persona que estaba batallando sin darse cuenta y que claramente estaba perdiendo.

   Di un pequeño salto de susto al escuchar a mi hermano atrás mío, no sabia que estaba en casa, y si lo hubiera sabido, lo mismo me hubiera asustado, puesto que estaba ensimismada.

   ─¿Dónde está mamá? preguntó divertido al darse cuenta que me había asustado.

   ─No sé, ¿no te das cuenta que recién llego? Al ver su cara me hizo avergonzar de haberme asustado.
Sin decir nada mas, se encerró en su habitación.


   Tenia hasta las 18hs para hacer mis cosas, puesto que a las 18:30 llegaba el que se hacia llamar como padre.

   Tiré las cosas encima del escritorio, y me eché en la cama.

   Quisiera o no, los pensamientos iban a fluir en un momento o en otro, así que los deje fluir sin esforzarme siquiera en filtrarlos, y pensar en cosas que no fueran “malas”.   Hoy Ryan tenia que esperarme en el club. Mas temprano, por supuesto, así tendríamos tiempo para nosotros antes de que llegaran nuestros amigos.

   Llegué del colegio, e inmediatamente empecé a revolear ropa por acá y por allá, hasta encontrar la que me iba a poner esa tarde después de bañarme.

   Entre idas y vueltas ya eran las 18hs, asíque agarré un bolso que tenia a mano y salí apurada.

   Tenia que apurarme porque mi papá estaba saliendo mas temprano temporalmente, y para evitar problemas, entre los horarios que permanecía en casa, yo desaparecía.

   Caminaba a paso de trote, pero quería estar lejos ya a esas horas.

   Me faltaban un par de calles cuando me percate de que alguien me llamaba.

   ─¡Em! tenia voz agitada, como si estuviera corriendo desde varias calles anteriores.

   ─¡Emily! Me detuve porque reconocí la voz.

   Ryan.

   Al dar la media vuelta lo vi ya caminando, a unos metros de mi. Parecía molesto por haber corrido atrás mío. Pero no pude darle importancia, puesto que su expresión me daba risa.

   ─¡OH, mujer! Me has hecho correr… exclamó intentando regularizar su respiración.

   ─Lo siento, no te he escuchado. me disculpe sonriendo inocentemente.

   Ryan ya estaba frente mi, colocando sus manos en mi cintura. Suspiró y puso su frente contra la mía.

   Fue por un intervalo de tiempo muy corto, pero lo suficiente para ver en profundidad sus ojos.

   Entonces me di cuenta que no estaba de muy buen humor, y que su molestia por correr iba en serio.

   ─Pensé que ya estarías en el club dije extrañada, para justificarme, y para así cambiar de tema.

   ─Si, me estaba por volver, pues no he traído mi tarjeta. Pero luego te vi en la otra calle…se quedó callado, dejando en claro lo que había pasado ahora. Por lo que completé su frase.

   ─Me viste, y viniste a por mi. sonrió sin ganas.

   ─Ven, vamos a otro lugar.

   Me sentí idiota, porque… ¿Cómo pude creer semejante tontería? ¡Todo estaba planeado! El muy descarado no veía la hora de deshacerse de mi, ¿Quién le hubiere creído todas sus mentiras? Ni el mismo se creía toda la porquería que me había echado en cara.

   Estaba tan molesta, que me levanté de un salto, y salí de mi casa en busca de un lugar. Un lugar que no me haría sentir mejor, pero si me haría creer que podía cambiar algo.

   Mientras corría sentía como el aire me golpeaba en la cara, como mi cabello bailaba al aire, como mis músculos se calentaban.

   Todas eran sensaciones que hacia tiempo no notaba, que estaban allí, pero que no les prestaba atención.
Entré al parque bajando la velocidad. No había gente, por varias razones, porque era día de semana, y porque ya nadie tiene tiempo para cosas al aire libre. Todo había cambiado mucho, ahora la gente se sentaba frente a una pantalla y pasaba horas, sin siquiera notar la falta de aire fresco o un poco de luz.


   Para mi era mejor, tenia todo el lugar para mi sola y para hacer lo que iba a hacer sin interrupciones o miradas extrañas.

   Mis piernas me llevaron hasta el mirador, como esperando ese momento desde hace años. Me aferré a la baranda que separaba el vacío de la tierra debajo de mis pies.

   Y grité. Le escupí al mundo todo lo que tenia que decir. Todo lo que me había guardado durante tanto tiempo. Todo lo que me estaba pudriendo el alma.

   Maldije a esa persona que me había hecho sufrir tanto.

   Y lloré. Lloré años de dolor guardado.

   Trastabillando por el parque intentando escapar, di con un pequeño lugar lleno de árboles. Podía haber alguna persona ahí, y nadie lo hubiera notado, ya que eran árboles sauces, y por el tamaño, muy viejos.

   Quedé encantada con el lugar, olvidando esas ganas de escapar.

   Me adentre a los árboles y descubrí bancos para que la gente se sentara, pero supe que nadie iba a ir allí, puesto que para estas personas seria molesto que le caigan en la cara ramas de árboles. Mientras que a mi me encantaba, era como mi escondite perfecto.

   Tenia que admitir que a la hora en que empieza a anochecer parecía un poco tenebroso, pero estaba totalmente segura que, de día o completamente a la luz de las estrellas seria de lo mas hermoso.

   Se me fueron todos los pensamientos turbios, y por un momento olvidé lo infeliz que era.

   Se sentía muy bien.

   La paz dura poco, volví a la realidad y ya era tarde. Por lo menos tarde para llegar a la hora que usualmente llego a casa. Así que me fui despidiendo de mi nuevo lugar escondite, si es que se podía llamar así.

   Estaba tranquila, realmente lo que necesitaba era eso, descargarme. Sin embargo no lo arreglaba todo.

   La vida, el mundo y el tiempo no se habían detenido a esperarme que yo mejorara, porque yo creía que no iba a mejorar. Pero acá estaba, viviendo.

   Luchando.

  Luchando contra aquellos humanos que nos arruinan momentos. Nosotros mismos nos arruinamos. Nosotros mismos destruimos todo a nuestro paso.

   Era cierto, yo dejé destruirme. Pero no me arrepiento de eso, no me arrepiento porque de no haberme dejado destruir nunca hubiera sabido lo que es amor, y lo que es vida.
  

    Estaba en frente de la puerta de mi casa, exactamente igual como hace un par de horas.
 

   Solamente que esta vez estaba mejor. Entré y lo encontré a mi hermano usando la computadora, me miró sin preocupaciones. Le devolví la mirada como queriendo decirle algo, pero no tenia nada que decir. Y el solo se limitó a volver la vista a la pantalla que tenia en frente.

   Seguí hasta el comedor, en el cual estaba mi “papá” sentado mirando la nada. Hasta que aparecí en su visión.

   Había tomado de mas. Y claro, yo era la basura de la familia.

miércoles, 27 de octubre de 2010

Capitulo 2: Liam

Caminé lento hasta mi casa.

   Tomé el camino largo, para poder pensar en todo sin apuros y despejar mi mente.

   ¿Qué acababa de pasar? En serio, me comporte como un completo idiota, pero creo fue el impulso del momento. Y no sé de a qué me refería, si a la forma en que la abracé y la atraje hacia mi, o si a la forma en que le traté, como escupiendo las palabras y como si la pobre tuviera la culpa de todo lo que le pasa.

   Incluso aunque todo lo que dije haya sido verdad. A veces no entiendo mis propios cambios de humor.

   Pero, ¿es que ella en serio consideró hacerse daño a si misma? ¿es que lo amaba tanto? ¿a tal punto de hacerse eso, sólo porque no estaba con él?.

   Me sentía mal, y no tenia idea de porqué. Fue la suma de todo lo que paso, o la gota que llenó el vaso.

   Por culpa de mi de impulsividad tenia que tomar una decisión. Yo le había dicho que técnicamente no me hablara mas, aunque mis palabras no fueron exactamente esas.

   Mis palabras fueron “cuando te vuelvas a dirigir a mi, lo haces como la persona que eras antes”. ¡¿Estaba loco?!, ¡la chica nunca volvería a ser como antes!. Entonces ahí encontraba el problema.

   ¿Qué hacia? ¿cumplía con lo que dije, y así poder tener una minima esperanza de que le importo y vuelva a ser alguien, aunque sea normal?.

   O… simplemente dejo atrás toda esperanza, y que todo quede cómo está, conformándome solo con lo que quedó de ella.

   Definitivamente aunque me cueste llevarlo a cabo, iba a poner toda mi esperanza en que ella iba a mejorar un día, incluso aunque no fuere por mi, entonces que sea por ella misma.

   Se podría decir que yo era el tipo de chico simpático, el cual habla con todos. Por lo que no hubo ningún problema al irme con otros amigos, y no es que era como el nuevo que nadie conocía, sino que desde que Emily se separó de Ryan yo estuve pendiente mas de ella que de alguien más.


   Asíque fuera de las horas de clases, yo estaba con ellos. Claro sin dejar de estar pendiente de Emily.

   La cual se la veía incomoda por momentos. A pesar de que a mi me costaba el doble de trabajo que a ella estar alejado, por momentos no podía reparar en sentirme un poco halagado. Ella sentía mi ausencia, y eso me hacia sentir -pensé cual seria la palabra correcta- satisfecho.

   Así, como había momentos en los que me sentía halagado, también había esos otros momentos en los que me sentía insignificante, puesto que ella en esos momentos quería estar sola, y lo único que había logrado fue quitarle esa molestia que no la dejaba en soledad.

   ─¡OH Liam! Menos mal que decidiste salir de la oscuridad dijo a modo de chiste Ashley mientras se sentaba junto a mi, y alejaba una mirada feroz de Emily. No me había percatado que se pasó todo el rato mirándome para, seguramente, ver si sacaba la mirada de Emily. ¿Vuelves al bando de los buenos? prosiguió para obtener mi completa atención.

   Tenia una vista general conformada por un grupo de chicos y chicas, con todos sus ojos puestos en mi, y su entera atención a mi respuesta.

  ─¿Quieres decir que estos son los buenos? dije sonriendo con cara de incredulidad fingida, señalando a cada uno de ellos. ¿Es que es el Apocalipsis? fingí terror por eso.

   Se rieron de mi, y uno de ellos, Tyler, se levantó para venir hasta mi posición. Extendió su mano y agarró la mía para ponerme de pie y darme unas palmadas al hombro, como señal de bienvenida.

   ─Hermanos de vuelta.
 
   ─Nunca dejamos de serlo Tyler.

   La campana sonó para entrar de nuevo a clases. Ashley me tomó del brazo y me empujo para ir clases.

   No me soltó, incluso cuando empecé a caminar a su lado.

   Tenia que volver a acostumbrarme a esto, porque de no ser así, estaba mal.

   Estaba mal porque yo era así, y no podía ser verdad que haya cambiado tanto. Hasta incluso la chica que me atraía y me hacia volar la cabeza, ahora no me parecía mas que una mochila de piedras.

   A lo mejor sea porque es el primer día, o a lo mejor porque algo cambió en mi.

   A final de clases me apresuré a ser uno de los primeros en salir para poder ver que tal iba Emily con este “experimento”. Pero para cuando estaba a punto de alcanzar su clase, algo me hizo detenerme. Mire hacia mi costado y estaba Ashley con su sonrisa energizante.

   ─¿A dónde vas corriendo? ¿Se te va la carroza? preguntó sin esperar una respuesta, sólo quería detener mi paso. Parece que hubieran pasados años desde la ultima vez que hablamos. Asíque, ¡te voy a contar la historia de mi vida!. Acompáñame.

   No podía negarme, ni siquiera me dio elección.

   ¡Fue el camino más largo de la vida! Creo que por poco más, no me cuenta hasta lo que hizo su abuela.

   En los momentos en que preguntaba por mi, y por lo que había hecho. Siempre intentaba zafarme respondiendo de manera sutil otra cosa, que la hiciera reír o cualquier otra reacción que no se centrara en mi. Pero incluso aunque fui sutil, podría dar lo que sea, a que lo notó tan fácilmente como si fuera mal mentiroso. Pude verlo en su rostro, y en la manera en que cambiaba el tipo de preguntas, solo a mi favor.

   Una vez solo en la calle, quería sentirme seguro. Fue como si todo ese día me hubiera sentido vulnerable o algo parecido.

   Por lo que empecé a correr, sin detenerme a mirar o a escuchar a la gente que pasaba casi rozando.

martes, 26 de octubre de 2010

Capitulo 1

─¡Oye!, ¿qué haces? ─Liam me sacó de mi pequeño mundo creado para no sufrir tanto.

   ─¿qué? ─no entendía a que se refería, no estaba haciendo nada.

   Mientras se acercaba a mi, extendía sus mano hacia las mías, por lo que instintivamente las atraje hacia mi. Sin embargo, no le importó mi rechazo, y las tomó haciendo un gesto que no entendí.

   Las miré y comprendí a que se refería.

   Estaba respondiendo a mi pregunta.

   Mis muñecas y antebrazos estaban sangrando, y mis dedos llenos de sangre.

   ─¿Qué crees que haces? ¿Cómo se te ocurre? ¿Es que no has pensado en el daño que causas?

  Yo no entendía nada, en ningún momento me acuerdo de haberme hecho eso yo misma, ni siquiera he sentido el dolor hasta que él me lo dijo.

   ─Yo… yo… ─Quise explicarle, pero ¿cómo le iba explicar algo que ni yo entendía?

   ─¡Vamos! Me explicas luego. ─Su tono de voz, serio y autoritario, no me gustó en absoluto, pero le seguí porque todavía estaba en shock.

   Yo si estaba sufriendo, si tenia ganas de desaparecer de todo, pero no tenia el coraje de hacerlo.

   Asíque supongo que lo hice inconcientemente mientras estaba en un estado de ensoñación.

   Liam me llevó a la enfermería del colegio, que no estaba muy lejos. Le dije a la enfermera q me caí y me había raspado con uno cristales que estaban en el suelo. La historia era muy creíble, puesto que las heridas podrían pasar muy bien como tal.

   ─¡Listo pequeña! Ahora, toma esto ─decía mientras tendía un frasco con un liquido amarillento y unas cuantas gasas ─Las gasas las tienes que cambiar seguido, así la herida sanará mas rápido y también para que no se infecte.

   ─Muchas gracias ─Dije para no ser descortés, pero lo cierto es que no me interesaba mucho socializar.

   ─No hay problema, te cuidas, ¿si? ─dijo la enfermera con cara de preocupación, pero no exactamente por mi salud, sino mas bien por su trabajo. Se le podía ver en la cara que no le agradaba mucho tener que andar curando a un par de adolescentes inquietos que hacen lo que se venga en gana. Y yo no la culpaba, de hecho, tenia razón.

   Le dedique una media sonrisa como respuesta, y salí de allí.

   Iba ir a mi casillero a sacar una chaqueta para ponerme y que nadie notara nada, pero cuando crucé la puerta noté por el rabillo del ojo, que alguien estaba apoyado contra la pared esperando.

   ─¿Qué tal?. ─dijo Liam mientras se acomodaba a mi paso.

   ─Si, bueno.. He tenido días de ocio mucho mejores que este. Asíque para mejorarlo, me voy a mi casa.

   ─La salida es por el otro lado ─dijo señalando con el dedo pulgar su espalda.

   ─Lo sé. ─dije de modo cortante en un intento de que acabara la conversación, pero luego lo mire de reojo ,y vi que hizo un gesto raro parecido al que uno hace cuando lo rechazan. Ese gesto me hizo sentir mal, e hizo que aminorara el paso. ─pero voy a buscar mi chaqueta para ponerme porque me ha hecho frío ─proseguí rápidamente para sacarme de encima ese sentimiento de culpa y pena.

   Liam se quedo callado acompañándome, hasta mi casillero. Una vez que me puse mi chaqueta, seguí camino por el pasillo aunque ahora en dirección contraria.

   Luego de unos segundos, miré a mi costado y estaba Liam allí, solo un paso atrás mío. Me miraba atento. Y eso me irritó un poco.

   ─¿qué? ─dije desviando la vista.

   ─Me debes una cierta explicación, o es que también tienes problemas de memoria. ─Esto último fue puro sarcasmo.

   ─No, no tengo problemas de memoria por ahora, pero creo que fue muy obvio lo que pasó.

   ─Entonces… no hay un “muchas gracias Liam, por salvarme mi vida, eres todo un héroe” ─Dijo parodiando con voz mas aguda.

   Yo me reí para mis adentros, porque no quería darle con el gusto.

   Al ver que no hubo respuesta alguna por mi parte continuó.

   ─¡Que humor, por dios! Te cobraré horas extras por servirte de bufón. ─Dijo poniéndose serio, para tantear que tan malhumorada estaba.

   Yo no pude mas, asíque le dedique una sonrisa con falta de gracia, pero en fin, una sonrisa honesta.

   ─Oye, escucha ─dijo interponiéndose en mi camino. ─No me gustó nada lo que vi hace poco, ¿OK? Y ya estoy mas que enfermo de verte sufrir por alguien que no lo merece, ¿entiendes? ─pude ver en sus relucientes ojos como el cielo, que me estaba hablando con el corazón. ─Así que, vete a casa y piensa todo lo que quieras, tomate el tiempo que pienses que es necesario, pero cuando te vuelvas a dirigir a mi, lo haces como si fueras aquella persona feliz y dulce que eras ─mientras el decía todo esto, mi rostro se iba empapando en lagrimas que ya no podían quedarse guardadas por mas tiempo. ─hay un tiempo para todo, y el tiempo de que sufras por ese imbécil de Ryan se ha terminado.

   Lo que estaba diciendo tenia sentido, y probablemente tenia razón, pero era difícil olvidarlo todo.

   Lloraba a más no poder, supongo que por esa razón Liam se compadeció de mi, y me abrazo fuerte. Como si la fuerza de su abrazo dependiera de la magnitud del dolor. Me agarré de Liam como si dependiera de su abrazo para no caer.

   Después de tanto tiempo, me sentí consolada.

   ─Te acompaño ─susurro cerca de mi oído.

   De una manera delicada cambio de postura para poder caminar y seguir abrazándome, y llevarme por fin a mi casa.