sábado, 15 de septiembre de 2012

Sabes que te amo

¿Sabes, Lucy? Yo pensaba que estarías conmigo para siempre.

Pensaba que esto nunca ocurriría, y quizás por ello nunca te he dicho lo mucho que te amaba.

Cada minuto que he pasado a tu lado fue una vida plena, y en cada momento junto a ti, he pensado en lo mucho que te amaba.

Ahora que ya no estas, no recuerdo el por qué nunca te lo dije. Entonces ahora me suelo consolar con la idea de que en ese entonces no sabia que te irías tan pronto.

Me llena el sentimiento de odio, y es que ¡Tendría que habértelo dicho! No importa si pronto partías o si recién llegabas, solo tenia que decírtelo, para que lo supieras.

En estos días estuve pensando en cuanto te quiero, y ya no quiero pensar más en ello. El solo hecho de hacerlo me embarga de melancolía. Y no es que no te quiera querer mas, al contrario, quiero gritarlo a los cuatro vientos. Pero no es justo, porque si lo he sentido siempre, y no te lo he dicho, ¿Por qué ahora que ya no estas quiero gritarlo?

¿Sabes, Lucy?... Te amo.

Que estas palabras se las lleven tu recuerdo, pero al menos espero haberte hecho feliz.

He escuchado todas y cada una de tus palabras, y he sabido lo que yo significaba para ti, una y mil veces. Y este tiempo me ha nublado la culpa por no haberte explicado lo que tu significabas para mi.

No era mucho lo que había que decir...

De hecho sólo una palabra.

Todo.

¿Sabes, Lucy? Tu significabas todo para mí.

Ahora tengo la dicha de tener dulces recuerdos, y con eso me sobrellevo.

Todas las mañanas me levantaba temprano para observar tu paz. Recuerdo haber cerrado mi boca muchas veces para escuchar tus palabras y también tus silencios. He memorizado el color de tus ojos en tus alegrías, y el brillo vidrioso en tus tristezas. La melodía de tu risa, que siempre desprendía belleza y tranquilidad.

Todo ello me ayuda a esperarte, amor, cuando vuelvas.

Mas ahora, la soledad no me hace buena compañía, y es que ninguna es buena compañía equiparándola con la luz de tu presencia. Todo es sumamente silencioso y monótono.

Estoy solo esperando a tu regreso, ¿Cuanto mas falta, Lucy? Ya estoy viejo y escarchado, ¿A qué esperas para venir?

¿Sabes, Lucy? Siempre acertabas mis males. Con suerte, hayas acertado en mi corazón.